jueves, 23 de mayo de 2019

EDITORIAL: Un pasaporte hacia la paciencia

Escrito por Mirola Matos.-

Es lamentable ver como la Dirección General de Pasaportes juega con el tiempo de los usuarios. Tienen un horario establecido de 8:00 am a 3:00 pm pero al llegar resulta que no pueden atender más que la capacidad de personas que acoge el salón principal.

Alegar que la plataforma solo permite atender a 100 personas, es una falta de respeto a la inteligencia. Gente que hacen el sacrificio de trasladarse desde diferentes puntos del país para llegar temprano y recibir un documento por el cual han pagado, tener que retirarse después de dos horas en una fila, que tienen diferentes necesidades, muchos de ellos con niños, otros que regresaron al país por emergencias familiares y que deben hacer cambios de vuelo porque no pudieron renovar el pasaporte a tiempo, madres con bebés en brazos, personas
envejecientes y con enfermedades visibles, pero todos, a pesar de atenerse al horario que rige esa institución pública, no recibirán la atención que andaban buscando.

Nuestro país continúa con el mismo sistema retrógrado, que juega a ser avanzado en tecnología y que aún no lo logra en organización.

El personal que maneja el ingreso de las personas debe recibir un entrenamiento para atender a los usuarios de la manera adecuada, ya que en son de burla dicen que también se van a maquillar (refiriéndose a las feminas) para salir bonitos.

Para completar, después de durar más de dos horas en espera de ver si existía la posibilidad de ser atendidos cuando disminuyera la cantidad de personas dentro del establecimiento, vemos como empleadas que laboran en servicios al usuario dan la orden de permitir entrar a varias personas (me imagino que referidas por alguien de arriba) haciendo entender con esto que el poder manda y que quienes estamos, aún pagando igual que ellos ese impuesto, no tenemos los mismos derechos que los "amiguitos" que acaban de llegar al local.

Es una pena que continúen estos problemas en las instituciones del Estado, talvez algún día la situación cambie, pero mientras el hacha va y viene continuamos por debajo de quienes reciben un sueldo de los impuestos que salen de nuestros bolsillos.

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