Italia .- La tierra siguió temblando este jueves en el centro de Italia, donde más de 5.000 efectivos siguen excavando entre los escombros de los poblados arrasados la madrugada del miércoles por un fuerte seísmo que dejó hasta ahora 250 muertos y 365 heridos.
El balance de muertos no deja de aumentar y pasó en cinco horas de 241 a 250, de los cuales 190 sólo en la pequeña localidad de Amatrice, entre ellos numerosos niños que pasaban vacaciones con los abuelos.
Según el último informe de la Protección Civil, 365 heridos, entre ellos varios graves, han sido
hospitalizados, mientras 215 personas han sido extraídas vivas de los escombros.
Una réplica fuerte de 4,3 grados de magnitud al principio de la tarde de este jueves, de algunos segundos que parecieron una eternidad, generó terror entre los bomberos que trabajan en el centro histórico de Amatrice, emblema de la devastación.
El nuevo movimiento telúrico causó nuevos derrumbes y grietas y el campo deportivo de Amatrice, utilizado para las operaciones de socorro, tuvo que ser evacuado.
Más de 400 réplicas se han sentido tras el devastador seísmo de 6,2 grados de magnitud que sacudió el centro de Italia la madrugada del miércoles a las 03h36 local.
Los equipos de rescate no pierden la esperanza de encontrar con vida personas bajo los cúmulos de piedras y desechos y trabajan contrarreloj.
Las autoridades han informado de que las tareas de búsqueda se detendrán sólo cuando estén seguras de que no se pueden localizar más personas.
La cifra de muertos puede seguir subiendo, porque en esas aldeas, con poblaciones de 300 a 500 personas, reciben en este periodo del año a numerosos familiares y turistas, que buscan un clima más templado en pleno verano.
Por precaución, el dique de Scandarello, construido en 1924, uno de los lagos artificiales de esa zona del Lacio, de cerca un 1 kilómetro cuadrado, empezó a ser vaciado.
Los desaparecidos, una incógnita
El director de Protección Civil, Fabrizio Curcio, reconoció que teme que el número de muertos supere el de L’Acquila, en 2009, cuando más 300 personas perdieron la vida en otro devastador terremoto.
Se teme también por la vida de los huéspedes del célebre e histórico Hotel Roma de Amatrice, que estaba completamente ocupado por una fiesta tradicional en honor de la creación hace 50 años de la receta del ’espaghetti a la amatriciana’.
En honor de la receta con salsa de tomate y tocino están surgiendo numerosas iniciativas de solidaridad por parte de cocineros y dueños de restaurante de todo el mundo con la población de Amatrice.
Según un responsable de Protección Civil, Luigi D’Angelo, el dueño del hotel informó de que muchos de sus clientes pudieron escapar después de haber sentido la primera y larga sacudida, que duró más de dos minutos.
En Arquata del Tronto, otra de las localidades arrasadas, el alcalde, Aleandro Petrucci, lanzó un llamamiento a los sobrevivientes que se fueron, para poder completar el conteo.
Las autoridades van a comenzar a divulgar los nombres de los fallecidos, mientras los damnificados se preparan para pasar la segunda noche a la intemperie, con temperaturas por debajo de los diez grados que alcanza en verano esa región montañosa.
La región, a sólo 160 kilómetros de Roma, es lugar de paso de turistas, por lo que se teme encontrar muertos de varias nacionalidades.
La embajada española confirmó la muerte de una joven de 25 años, casada con un italiano que en cambio sobrevivió.
Prevención, el objetivo
El día después de la tragedia, entre la desolación y la sorpresa, surgen numerosas preguntas sobre el alto precio que paga Italia por la calidad de las construcciones y sus normas antisísmicas, acusadas de ser ineficaces o inaplicables.
La justicia italiana abrió una investigación por el derrumbe de la escuela de Amatrice, apenas remodelada, que se derrumbó como un castillo de naipes.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, reconoció las enormes dificultades para proteger tantos pueblos y ciudades con valiosos centros históricos, construidos hace siglos.
Expertos, historiadores y arqueólogos van a ser desplegados por toda la península para evaluar el patrimonio y establecer un calendario de obras de prevención, para impedir que pueblos localizados en zonas de alto riesgo sísmico desaparezcan por un temblor.
Según un primer censo realizado por el Ministerio de Cultura, 50 lugares de valor cultural, entre iglesias, conventos y campanarios medievales y del Renacimiento resultan lesionados por el seísmo.
"Será necesario realizar un trabajo serio y continuo", prometió Renzi, quien espera evitar los errores cometidos tras el terremoto de L’Acquila, cuya controvertida reconstrucción se convirtió en un negocio lucrativo para muchos y varios de cuyos magníficos monumentos yacen aún colapsados.
Fuente: AFP.-
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