jueves, 6 de diciembre de 2018

Que la incontinencia no te afecte emocionalmente

Puerto Rico .- Para Wilma Carmona, escuchar que sus hijos le digan en broma: “Mami, ¡no me digas que te orinaste!”, es normal.

Wilma lleva más de siete años con incontinencia urinaria. Sus escapes son muy frecuentes. Se pueden dar en cualquier lugar, en el carro o en un centro comercial, contó la madre de tres hijos, de doce, nueve y ocho años.

El urólogo Edwin Maeso González explicó que, en casos como el de Wilma, la incontinencia urinaria se da porque con los años y los embarazos los tejidos se ponen más
laxos y baja la vejiga. Pero además de la realidad física, hay otro tema del que no se habla: el impacto emocional que podría causar la incontinencia urinaria en las mujeres que la padecen.

Cómo manejar el aspecto emocional
Muchas de las mujeres que tienen incontinencia urinaria no lo comparten con nadie, ni siquiera con su ginecólogo. Algunos de los sentimientos que pueden experimentar a raíz de la condición son frustración, coraje, vergüenza, ansiedad, pérdida de privacidad o negación, de acuerdo con el Centro Nacional sobre las Tareas del Cuidado.

Entrar en un proceso de negación limita la posibilidad de que la mujer se eduque, se empodere y pueda asumir la condición como una parte de su cotidianidad. También coarta la posibilidad de recibir ayuda profesional a tiempo. Por eso, debes saber que tu médico está preparado para ofrecerte alternativas de manejo —sin juzgarte—, que van desde protectores diarios, toallas y ropa interior diseñada para la incontinencia urinaria, hasta tratamiento médico.

Los sentimientos vinculados a la depresión, como el aislamiento, también son comunes, apuntó Centro Nacional sobre las Tareas del Cuidado. Por eso, es importante que busques a alguien con quien compartir tu situación, ya sea un ser querido, una amistad, o un profesional médico. Admitir y hablar sobre las cosas que te están pasando puede ayudar a normalizar la condición.

Este es el caso de Wilma, quien le restó importancia a la condición y optó por normalizar la incontinencia urinaria en su vida, y hasta hacer chistes con sus hijos. “No he permitido que esta condición me afecte emocionalmente. La manejo como puedo y trato de no pensarlo mucho”, concluyó Wilma.

Fuente: El Nuevo Día.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario