Bangkok, Tailandia .- A una semana de la explosión de la crisis humanitaria en el sudeste asiático, miles de inmigrantes de la etnia rohingya, en fuga desde Birmania, siguen en el mar en condiciones dramáticas. Los sufrimientos de los migrantes -la ONU advirtió que esas embarcaciones pueden convertirse en "ataúdes flotantes"- no conmovieron a Tailandia, Indonesia y Malasia, los tres países que rechazaron recibir a cientos de desesperados en esas costas.
El papa Francisco se refirió hoy a la tragedia en la homilía de Santa Marta. "Pensamos en aquellos pobres rohingyas de Myanmar. Al momento de abandonar su tierra para huir de las persecuciones no sabían qué les sucedería. Y desde hace meses están en barcos, allí. Llegan a una ciudad, donde les dan agua, alimentos, y les dicen ’váyanse’", afirmó el Papa.
Pero a despecho de los llamados internacionales, la tragedia continúa, mientras la asociación regional ASEAN parece
impotente, y Birmania amenaza con boicotear una cumbre de emergencia sobre el tema.El papa Francisco se refirió hoy a la tragedia en la homilía de Santa Marta. "Pensamos en aquellos pobres rohingyas de Myanmar. Al momento de abandonar su tierra para huir de las persecuciones no sabían qué les sucedería. Y desde hace meses están en barcos, allí. Llegan a una ciudad, donde les dan agua, alimentos, y les dicen ’váyanse’", afirmó el Papa.
Pero a despecho de los llamados internacionales, la tragedia continúa, mientras la asociación regional ASEAN parece
Las estimaciones sobre el número de rohingyas y también bengalíes, hasta ahora en el Mar de las Andamane van desde los 6.000 a los 20 mil, pero sobre su suerte permanece el misterio.
Luego de que la semana pasada más de dos mil migrantes fueron recibidos por Malasia e Indonesia, con otros tantos que fueron rechazos en los días sucesivos pese a que mostraban signos de desnutrición y fueron abandonados por los traficantes -temerosos de ser arrestados-, no hubo señales de más arribos.
Las autoridades son cautelosas; en Indonesia intimaron a los pescadores a no llevar a la costa a eventuales desesperados, mientras en Tailandia a los periodistas se les prohibió alquilar embarcaciones para identificar a otros barcos en llegada.
Los gobiernos de Bangkok, Kuala Lumpur y Yakarta parecen esperar que el problema se resuelva solo.
El canciller indonesio, Retno Marsudi, declaró hoy que el país "dio más de lo que debería".
La única nota de esperanza provino de Filipinas, cuyo gobierno hizo saber que está dispuesto a proveer asistencia humanitaria a los inmigrantes desesperados.
Ninguna decisión será tomada antes de la cumbre convocada por Tailandia para el 29 de mayo.
Es probable que en un sólo día de encuentros se logren acuerdos para contener la emergencia producida por años de discriminación sistemática de la etnia rohingya, por parte de Birmania y ampliamente ignorada a nivel regional.
Por otra parte, el país del cual huyen los rohingyas minimizó la crisis al definirla como "una cuestión de tráfico de seres humanos".
Ni siquiera el ícono de la disidencia Aung San Suu Kyi tuvo alguna vez palabras compasivas hacia esa minoría musulmana, pese a que 104 mil personas están obligadas a sobrevivir en campos de desplazados de los progrom de 2012 por obra de la mayoría budista.
Esa mayoría considera al cerca de un millón de miembros de la etnia rohingya como "bengalíes clandestinos" que deberían ser expulsados en masa.
En Tailandia, donde por años altos oficiales fueron sospechados de complicidad con los traficantes, el problema sacó a la luz la indiferencia de la población hacia la emergencia humanitaria y el extendido racismo y nacionalismo frente a las exhortaciones de Occidente de hacer más.
Si Malasia e Indonesia no quieren acoger a los rohingyas porque temen una futura invasión, al menos comparten con ellos la religión, y Malasia en los últimos años cerró un ojo frente al ingreso de decenas de miles.
En la Tailandia budista, una periodista nacional que trató de sensibilizar a la opinión pública recibió una marea de insultos en su página de Facebook. En el sudeste asiático tampoco existe alguna presión de parte de la sociedad para salvar a las miles de vidas.
Fuente: Ansa Latina.-
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